Aquí estamos Padre, ante las promesas que nos ofreces en este año jubilar y de preparación del XXII Capítulo General de nuestra congregación.

Eres tú, Padre, quién, por tu gran Amor, ha permitido que seamos capaces de dar respuesta a las llamadas de nuestros hermanos y hermanas, a lo largo de estos dos siglos de historia. Son 200 años entretejidos de nuestras riquezas de vida, de una inmensa generosidad y coraje, a la vez que de una conciencia clara de nuestra pequeñez ante tu don inagotable. Por todo ello y desde lo más profundo de nuestros corazones te decimos ¡Gracias!

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¿Tienes algo que decir sobre la celebración de nuestro XXII Capítulo General? Agradecemos tus testimonios, comentarios, sugerencias,...